TALLER 4: DECÁLOGO DE CONVIVENCIA Y REDES SEGURAS
El cuarto taller de la programación tuvo como propósito consolidar los aprendizajes construidos durante las sesiones anteriores y transformarlos en un producto compartido, significativo y útil para la convivencia del grupo: un Decálogo de Convivencia y Redes Seguras.
Esta sesión se planteó como un espacio de síntesis y reflexión colectiva. A través del trabajo colaborativo y del pensamiento positivo, buscamos que los participantes reconocieran aquello que ya habían aprendido sobre gestión emocional, empatía, seguridad digital y convivencia. Nuestro objetivo era que fueran ellos mismos quienes dieran forma a un conjunto de normas claras, accesibles y consensuadas.
El taller respondía a una necesidad detectada en el grupo: la falta de normas comunes de convivencia y un escaso sentimiento de pertenencia. Por ello, reforzar la cohesión y la corresponsabilidad se convirtió en un eje central del trabajo.
La sesión se desarrolló en un ambiente participativo y muy activo. Para ello utilizamos un aula adaptada con pizarra, cartulinas, rotuladores y el material visual de apoyo del taller.
Primera parte: trabajo en pequeños grupos.
Los participantes se organizaron en grupos reducidos para recordar juntos los contenidos de los talleres anteriores. Sobre esa base, debían pensar qué normas podían ayudar a convivir mejor en el aula y a utilizar las redes sociales de forma respetuosa y segura. Con ejemplos visuales y frases sencillas, cada grupo generó propuestas centradas en: respeto y empatía, autocuidado, seguridad digital, formas adecuadas de pedir ayuda, y modos positivos de relacionarse.
Segunda parte: puesta en común y construcción del decálogo.
En un clima de escucha y cooperación, cada grupo expuso sus ideas y las fuimos integrando hasta consensuar diez normas esenciales. Cada alumno las escribió en una hoja individualmente para, posteriormente, en sus clases de informática, pasarlo a limpio en CANVA y poder imprimirlo.
La evaluación se realizó mediante observación directa, atendiendo especialmente a la participación activa, la contribución de ideas propias, la aceptación de las normas consensuadas, y la comprensión del sentido de cada regla. Los indicadores fueron muy positivos: se observó una mayor cohesión grupal, un clima colaborativo y un claro sentido de pertenencia. Fue un taller especialmente enriquecedor, donde los participantes se sintieron protagonistas y responsables de las normas que ellos mismos construyeron.
Por motivos legales, no puedo compartir fotografías de los participantes. Sin embargo, adjunto el PowerPoint utilizado durante la sesión, que recoge los apoyos visuales empleados para facilitar la comprensión y la participación de todos.


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